Hoy vamos a hablar de la aborigen palmera Francisca de Gazmira, pieza clave en la historia de Canarias. Francisca fue una firme defensora de los derechos de los aborígenes canarios, personaje esencial en la pacificación y cristianización durante la conquista de la isla de La Palma.

La fuerza y valor de esta benahoarita permitió liberar a cientos de aborígenes canarios que habían sido capturados y vendidos como esclavos a escondidas de la Corona de Castilla.

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 La Conquista de La Palma: Francisca de Gazmira luchó para rescatar a los aborígenes canarios convertidos en esclavos

Como dije al principio de este pódcast, hoy en Guanchipedia vamos a hablar de la benahoarita Francisca de Gazmira, pieza clave en la historia de Canarias, defensora a ultranza de los derechos de los aborígenes canarios y esencial en la negociación, pacificación y evangelización en la conquista de la isla de La Palma.

A pesar de ser “esclava” en aquella época, la benahoarita Gazmira era una noble aborigen palmera que actuó como traductora y mediadora entre los aborígenes y los conquistadores. Muchos pensaban que su capacidad de movilización se debía a su conexión política con algunos conquistadores.

Por aquel entonces, antes de la conquista final de la isla de La Palma, la aborigen palmera Gazmira vivía en la isla de Gran Canaria. Desafortunadamente, la joven aborigen palmera había sido capturada por los castellanos, convertida al catolicismo y bautizada con el nombre de Francisca de Gazmira (Francisca Palmesa o Francisca de La Palma) y servía a un noble castellano que tenía su casa en dicha isla.

Según se recoge en los antiguos escritos, Alonso Fernández de Lugo, a espaldas de los Reyes Católicos, tras la conquista de la isla de La Palma comenzó a apresar, torturar y vender como esclavos a los aborígenes palmeros. Su destino final era trasladarlos a Andalucía, concretamente a Jerez.

Francisca de Gazmira, defensora a ultranza de los derechos de los aborígenes canarios

Francisca de Gazmira no pudo soportar tales injusticias, su pueblo estaba sufriendo, había maldad por parte de Fernández de Lugo y eso no era lo que previamente se había acordado, se estaban incumpliendo los tratados de paz.

Gracias a la fuerza, valentía y coraje de Gazmira, en noviembre de 1494 (algunos escritos hablan de febrero de 1495) cruzó el atlántico y logró alcanzar las Cortes e hizo llegar en persona su indignación a los Reyes Católicos. No se podía silenciar las atrocidades que, en ese momento, se estaban acometiendo contra los aborígenes canarios.

Como la Corona de Castilla no estaba de acuerdo con las medidas tomadas por Fernández de Lugo con los aborígenes canarios, ordenaron liberarlos y devolverlos al archipiélago.

Dicha liberación tardaría en llegar, no fue hasta el año 1516 cuando se decidió que cientos de aborígenes canarios regresaran a su tierra. Desde entonces, se pactó no vender ningún esclavo procedente de La Palma y de Tenerife.

 

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¿Cómo tuvo lugar la conquista de la isla de La Palma?

En septiembre de 1491, la benahaorita Francisca de Gazmira ayudó en el pacto entre el gobernador de Gran Canaria, Francisco de Maldonado, y algunos jefes benahoaritas.

Algunos de los líderes aborígenes de la isla de La Palma, convencidos por Francisca de Gazmira, fueron trasladados a Gran Canaria, bautizados en la catedral de Las Palmas y, como así se había pactado, fueron liberados y devueltos a dicha isla. Dichos pactos fueron los que permitieron a Alonso Fernández de Lugo continuar con la conquista de la isla.

Cientos de hombres de la corona, junto a aborígenes de Gran Canaria, desembarcaron en la costa de Tazacorte, situada al oeste de la isla de La Palma. Cuando llegaron a la isla, aquellos aborígenes que habían pactado con La Corona se rindieron, facilitándole la conquista de la isla a Fernández de Lugo.

En aquella época, la isla de La Palma estaba repartida en doce cantones o reinos: Aceró o Eceró, Adeyahamen, Ahenguarame, Aridane, Tagalgen, Tagaragre,Tamanca, Tenagua, Tedote, Tigalate, Tihuya y Hiscaguan (Tijarafe)

Mayantigo, señor del cantón de Aridane (Los actuales municipios del Llano de Aridane, sin incluir la Caldera de taburiente, y Tazacorte), fue uno de los reyes aborígenes que no ofreció resistencia y aceptó el tratado de paz y de alianza con los españoles. También se le conoce con el nombre de Aganeye, que en la lengua aborigen significa “sin brazo” debido a que lo perdió en una batalla.

Los conquistadores siguieron adentrándose en la isla, llegaron hasta Tedote sin apenas resistencia. Las primeras zonas de la isla de La Palma controladas por los castellanos fueron Tazacorte, Los Llanos, Fuencaliente y El Paso.

Ni los soberanos Azuquahé y su hermano Echantive o Echentire, príncipes del cantón Abenguareme, en Fuencaliente), como Echeydey o Ehedey (rey del cantón Tijuya, en el valle de Aridane) y Tamanca o Atamanca (rey del cantón de Tamanca, lugar conocido como Jedey), fueron apresados por Fernández de Lugo y sus tropas, aceptando con ello las mismas condiciones de paz y alianza que el líder aborigen vecino, Mayantigo.

Asimismo, Bentacayce o Bentacaize y sus hermanos Aguacencie y Tinisuaga (reyes del cantón de Tedote y donde hoy está la capital de la isla de La Palma, Santa Cruz de La palma y las Breñas), como Atabara (rey del cantón de Tenagua en Punta Llana), los dos Bediesta (rey del cantón de Galguen, en Garafía y el rey del cantón de Adehayamen en los Sauces, que también se llamaba Bediesta), Teniaba (rey de Tagaragre en Barlovento) y Atogmatoma o Atogmatogma (rey de Hiscaguan, en Tijarafe y Punta Gorda. Su hija se llamaba Tininabuna y su mujer Mayantigot) también se rindieron y aceptaron firmar la paz.

Por último, los reyes Zuguiro o Huguiro y Garehagua o Garcagua, los hermanos que reinaban en Tigalate, sí ofrecieron resistencia, pero finalmente se rindieron.

En el año 1492, las tropas de Fernández de Lugo, apoyadas por los cantones o bandos de paces de los aborígenes palmeros, continúan con la conquista de la isla. Todavía quedaba un rey aborigen sin rendirse, Tanausú (Atanausú), el rey de Aceró (Eceró), este rey defendió sus tierras con uñas y dientes, fue un hueso duro de roer para los conquistadores. (Nota: la mujer de Tanausú se llamaba Acerina)

Tanto es así que, Tanausú se atrincheró con sus tropas en Aceró (la zona que hoy en día se conoce como la Caldera de Taburiente) y, tras varios ataques fallidos por parte de los conquistadores, el rey aborigen canario exigió a Fernández de Lugo abandonar sus tierras, y así lo hizo.

Pero, poco tiempo después, Tanausú quiso comunicarse con él para llegar a un acuerdo y este le atacó por sorpresa, desencadenando una batalla tan violenta que murieron cientos de hombres por ambos bandos.

Lamentablemente, el rey Tanausú fue apresado y vendido como esclavo, pero antes de abandonar su isla en esas condiciones, tomó la triste decisión de dejar de comer para morir de hambre (algo que se cuestiona que realmente sucediera así).

A principios del año 1493, finalmente la isla de La Palma fue conquistada con el sorprendente apoyo de los aborígenes grancanarios y palmeros que estaban del lado de la Corona. Por su parte, Fernández de Lugo decidió perpetuar la memoria de dicha batalla y llamó a aquella tierra como Santa Cruz.

Curiosamente, en la actualidad no existe ni un monumento ni una estatua que recuerde a Fernández de Lugo, pero sí está en la memoria de todos la frase que gritaba el rey Tanausú cuando se alejaba de la isla: ¡vacaguaré, vacaguaré!, de la cual se desconoce su significado real, aunque se cree que en la lengua amaziq significara algo así como ¡Quiero morir, quiero morir!

La aborigen palmera Francisca de Gazmira falleció envenenada en 1525 y, en homenaje a ella, sí existe una plaza en el municipio de El Paso y una calle en el municipio de Los Llanos de Aridane, un homenaje a una benahoarita que fue clave en los derechos humanos de los aborígenes canarios en una época muy difícil para islas.

 

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Redacción, Locución, Grabación y Edición del Pódcast: Mónica Blanco (Las Américas)

 

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